Libertad: así comenzaría describiendo la experiencia que Towers of Aghasba plantea para todo aquel que esté interesado en reconstruir una civilización que casi resulta extinta en un mundo completamente corrompido, prácticamente sin naturaleza. Esta breve descripción resulta una premisa que se repite a lo largo y ancho del juego mientras exploras más de la historia y cultura a la que perteneces como protagonista. En paralelo, el juego tiene su énfasis en mensajes profundos sobre la moralidad y el amor que debemos tener por la naturaleza, todo esto reflejado en su gameplay que iremos desgranando poco a poco.
La naturaleza lo es todo y es tu trabajo reparar el daño
La historia se centra en devolver la vida a biomas que parecen haberla perdido por completo, sobre el por qué esto ocurrió: es parte del viaje descubrirlo por ti mismo. En el inicio del juego recibes una semilla que debes plantar, esa semilla representa la futura esperanza de que aquella tierra marchita se vuelva nuevamente un paraíso. Esta premisa inicial desencadena un sinfín de mecánicas que giran en torno a ella, creciendo allí un árbol fuerte que comienza a dar vida y al que debes volver constantemente para cuidar y nutrir.
Es fascinante la dicotomía que genera las instrucciones que te dan las criaturas del árbol – porque sí, el juego está lleno de magia, dioses de la naturaleza y otros recursos de fantasía –. Por un lado, odian a los humanos por el daño ocasionado y al mismo tiempo saben que esta es la última oportunidad de reparar todo ese hábitat. Tendrás que ganarte su confianza realizando labores para que pueda nutrirse el árbol, mientras que los humanos, por otra parte, parecen pedirte cosas que van en sentido opuesto.
Este interesante planteamiento gira en torno a la moneda que tiene el juego, la cual irás perdiendo conforme hagas acciones “malas” – talar árboles para el uso de madera, asesinar animales para comer, entre otros – al mismo tiempo, podrás obtener más de esas monedas si ayudas a animales heridos, les alimentas, entre otras acciones que te permiten ayudar a sanar el ambiente.
El combate sustenta el planteamiento inicial
No estamos ante un hack n’ slash lleno de enemigos malévolos que requieren una gran habilidad para enfrentar, al contrario, estamos frente a animales indefensos o muy sencillos de vencer – dependiendo del arma que tengas –. Esta forma de combate está muy insertada en el tono del juego, podrás luchar con armas como arcos o lanzas al inicio, en un estilo muy de caza de la antigüedad. Podrás esquivar y atacar, aunque los enemigos más grandes sí hacen mucho daño. Hay enemigos específicos que no eres penalizado por asesinar, pues se consideran plagas en ese mundo.
La premisa de no hacer daño a la naturaleza toma forma con el combate y se une con su otro apartado: la explotación de recursos. Debes fabricar un hacha para poder talar árboles, esos árboles te darán madera y otros recursos útiles para fabricar nuevas cosas de la aldea – porque el objetivo es reconstruir tu civilización – así que es obligatorio hacer uso de los recursos del mundo mientras intentas compensarlo con acciones “buenas”, ese balance en el que te sumergen es lo que más invita a seguir jugando, además de hacer muy personal todo lo que sucede.
Construcción y exploración: Libertad en todo ámbito
Utilicé la palabra libertad para describir al juego porque sus dos puntos más fuertes son sin ninguna duda la construcción y la exploración. En primera instancia puedes construir instalaciones de la aldea: Granjas, casas, esculturas, reconstruir monumentos, entre mucho más. Todos estos elementos puedes ponerlos relativamente donde quieras, algunos tienen límites iniciales – bastante entendible porque funcionan como un tutorial – pero estos se van expandiendo conforme la historia avanza para que hagas la civilización en el orden que quieras, es que incluso la semilla del árbol protagonista la puedes poner donde desees en un amplio espectro de posibilidades.
Este primer componente genera bastantes libertades a la hora de hacer tu partida única y para ti, si en este punto me piden ir a una de mis zonas sé exactamente en que parte del mapa están, si por ejemplo, me llevarán a la partida de otra persona estaría completamente perdido por la forma en la que organizarían las cosas – aunque por supuesto, tienes un mapa disponible en todo momento –. Una mecánica que encontré muy útil es que si estás en la aldea podrás construir cosas con los recursos guardados en los cofres, no será necesario tenerlos en tu inventario – algo muy común en survivals –.
Ahora bien, la libertad tiene un segundo componente: la movilidad. Puedes escalar cualquier parte del mapa usando tu barra de estamina, no es un parkour realista ni nada por el estilo, es básicamente pegarte a las paredes de cualquier textura para subirte hasta la cima de la montaña. Los paisajes con biomas diferentes te invitan a sumergirte en el agua, a escalar las montañas para disfrutar de la vista – de las cuales puedes lanzarte con tu paracaídas como recompensa – y a explorar y explorar sin parar. Siempre hay algo nuevo para ver, un monumento en la distancia, una montaña con una estructura rara o un npc que te llama desde la distancia.
Música, early access y otros elementos
Como amante de la musicalización en los videojuegos, noté que hace falta algunas melodías diferentes durante la aventura, una señal de sonido te indicará peligro por una criatura que quiera atacarte, esta melodía se hace un poco repetitiva conforme más juegues. Al terminar, hará su transición a la música de fondo del juego, estarás repitiendo este ciclo infinitas veces durante tu partida. Ambas canciones están muy bien, canciones que representan muy bien esta temática pre-histórica, sin embargo, un repertorio más variado haría un bien a la inmersión.
Por otra parte, es importante mencionar que la versión que pude probar fue un early access, en ella me encontré algunos pequeños bugs durante mi partida: superficies donde al escalar no reconocía bien el piso, animaciones extrañas, animales que desaparecían y otros detalles menores que en ningún momento volvían el juego injugable, pero que se espera que el equipo de desarrollo pueda pulir a futuro. Por esa misma razón, al no estar completado el juego, pueden experimentar otro tipo de fallos y desconozco la manera en la que el juego pueda cambiar a futuro tras la experiencia que me brindó a mí durante esta primera versión.
Towers of Aghasba cuenta con traducción completa al español y otros idiomas principales, por lo que puedes disfrutarlo en la versión que más te guste. Los personajes no tienen un doblaje específico, hablan un idioma inventado, por ello todo será texto y lectura. Por último, la función cooperativa tiene muchos problemas y no ofrece realmente una sensación de colaboración entre los jugadores, más que ser visitantes en otro mundo, podrán hacer pocas cosas en conjunto.
Conclusión
Towers of Aghasba tiene una premisa interesantísima que aún no se siente desarrollada a su máximo potencial, dicho eso, te encontrarás con un juego divertido, relajante y que se siente bien al jugar. Esto no es un juego de acción compleja ni de cientos de actividades y estímulos, al contrario, es una premisa que pretende tenerte caminando por largos ratos, recogiendo algunos recursos y llevando estos materiales a quienes los solicitan mientras te pierdes en su mundo.
Si eres de los que disfrutan de experiencias más tranquilas tras un largo día de trabajo, de aquellos que no necesitan mucha acción sino momentos para reflexionar y jugar a tu ritmo, estoy bastante seguro que disfrutarás la experiencia que Towers of Aghasba tiene para ti. Es fácil perderse en su mundo e involucrarte con todo el ambiente tan espectacular que rodea la historia.
NOTA: 8
Teniendo en cuenta que es un early access, esta nota podría cambiar en el futuro.
Análisis se realizó en PC gracias a un código suministrado por Terminals.io.
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