La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC) está intensificando sus esfuerzos para bloquear la adquisición de Activision Blizzard por parte de Microsoft, a pesar de que la gigante tecnológica completó oficialmente el acuerdo el pasado 13 de octubre. Este episodio, que ha sido definido como el mayor acuerdo en la historia de la industria de los videojuegos y para Microsoft, está siendo objeto de un nuevo capítulo legal que podría tener implicaciones significativas.
La batalla legal se reavivó después de que la FTC presentara una apelación contra la decisión tomada en julio por la jueza Jacqueline Scott Corley del Tribunal de la Corte del Distrito Norte de California de los Estados Unidos. En esa instancia, la FTC buscó una orden judicial preliminar que habría impedido que se completara el acuerdo de 69.000 millones de dólares, permitiendo al tribunal interno del regulador estadounidense evaluar si la fusión tendría impactos negativos en la competencia en la industria de los videojuegos.
La jueza Corley denegó la solicitud de la FTC, argumentando que se requería que la FTC demostrara que el acuerdo era anticompetitivo, en lugar de simplemente señalar la posibilidad de que Microsoft pudiera mantener los juegos de Activision fuera de plataformas que no fueran Xbox. La decisión del tribunal permitió que Microsoft finalizara la adquisición, pero la FTC no ha desistido.
En el reciente episodio legal, el abogado de la FTC, Imad Abyad, argumentó que el juez había establecido un estándar demasiado alto al exigir que demostraran que el acuerdo era anticompetitivo. Abyad afirmó que la FTC solo necesitaba demostrar la posibilidad de comportamiento anticompetitivo, señalando que la exclusividad de ciertos juegos de Bethesda después de la adquisición de Zenimax por parte de Microsoft debería ser suficiente evidencia.
En respuesta, el abogado de Microsoft, Rakesh Kilaru, defendió la posición de la compañía tecnológica, calificando el caso de la FTC como “débil”. Kilaru argumentó que el estándar para probar comportamiento anticompetitivo no debería ser tan bajo como sugiere la FTC y destacó que se requería más que simplemente “evidencia”.
La apelación de la FTC plantea preguntas fundamentales sobre la competencia en la industria de los videojuegos y cómo las grandes fusiones pueden afectar el panorama. La resolución de este caso podría tener implicaciones duraderas no solo para Microsoft y Activision Blizzard, sino también para el sector en su conjunto.
Es importante destacar que aunque la FTC ha presentado la apelación, aún queda por verse cómo se desarrollará la disputa legal. Algunos expertos en antimonopolio sugieren que la FTC podría enfrentar desafíos significativos para ganar la apelación, lo que deja incierto el resultado final de esta batalla legal en curso. En cualquier caso, este enfrentamiento legal entre reguladores y gigantes de la industria continuará siendo seguido de cerca por la comunidad empresarial y los entusiastas de los videojuegos mientras se desarrolla en los tribunales.
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